Recorrido de ida y vuelta.
Dificultad. Media
Desnivel. 600 metros.
Altitud de la vega. 1630 m.
Recorrido que desde el aparcamiento situado al borde del Lago de la Ercina nos lleva a la Vega de Ario, donde se puede disfrutar de una de las mejores vistas que ofrecen Los Picos de Europa. Nada más pasar el “Collau del Jito”, puerta de la Vega de Ario, nos espera de frente todo el macizo de los Urrieles o Central con los picos de Torre Cerredo y El Naranjo de Bulnes flanqueadas por las escarpadas aristas del macizo que imponentes se elevan hacia el cielo desafiando el espacio.
A nuestra derecha cerrando el Sur como un muro inexpugnable, rodeando y protegiendo la propia vega, nos encontramos con el Macizo del Cornión y sus torres emblemáticas, Peña Santa de Castilla, Torre Santa de Enol, El Jultayu y los Cabrones entre otras.
La ruta, perfectamente señalizada no presenta mayor dificultad, quizás el tramo final presente tramos de mayor pendiente.
El itinerario representa en sí un ejemplo palpable de toda la fisonomía de los Picos de Europa, consecuencia de los glaciares existentes en la época del Cuaternario. Así encontraremos, jous, vegas y marcados desniveles del terreno. La flora que podemos encontrar varia según la altitud. Desde los pastizales, con el Tojo o Cotoya a diferentes especies arbóreas, acebos, avellanos, hayas y algún tejo escondido en el roquedal.
En la mitad del recorrido antes de iniciar la última subida, encontraremos una fuente donde es muy aconsejable beber el agua pura, fría y cristalina que chorrea desde sus entrañas.
En la vega se encuentra el refugio del marqués de Villaviciosa, guardado de Mayo a Octubre, fiestas y fines de semana.
Como hemos dicho el ascenso a la Vega se encuentra perfectamente marcado y señalizado durante todo su recorrido. En síntesis, parte de la llamada vega o campo de la Tiese para bordear el lago por la izquierda y afrontar la primera subida (riega del Brazu y Canal de la Cuenye ) que nos conduce hasta la Vega la Paré, donde encontraremos unas cabañas de pastoreo (Las Bobias) diseminadas por toda la vega. Continuaremos por el marcado sendero hasta llegar a un arroyo. Una vez cruzado éste empiezan los verdaderos ascensos. Primero la Cuesta de las Rebladas, en zig-zag. Después las pedreras de la cuesta de Las Abedules, donde a lo alto divisamos el “Collao del Jito”, con sus dos montículos de piedra perfectamente reconocibles. Una vez ascendido el Collado es cuando nos encontramos con el espectáculo descrito anteriormente.
Deja un comentario